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Respeto, ese que hemos perdido

Creo que no me equivoco al afirmar que usted también ha sufrido en algún momento de su vida la pérdida de un ser querido. Es prácticamente imposible olvidar los nervios previos al fallecimiento, cuando se es conocedor de que la situación es irreversible y que va a ocurrir en cualquier momento. Son instantes de impotencia, de angustia y de una profunda tristeza, en los que se requiere paz y tranquilidad. Si escribo estas líneas es precisamente porque en el caso del fallecimiento de mi abuelo no se nos ofreció la oportunidad de disponer de esa paz con motivo de la concentración motera que se celebró en Teruel a partir del día 9 de septiembre.

Escribo desde mi experiencia personal, pero todas las personas que se encontraban ingresadas en el Hospital Obispo Polanco, así como sus familiares, sufrieron las consecuencias de esta concentración. Entiendo que cada persona tiene derecho a disfrutar de sus aficiones, y la concentración motera deriva de la afición de un numeroso grupo de personas, pero también me gustaría que se entienda que la puerta de un hospital no es el lugar más adecuado para la concurrencia de este tipo de eventos.

Como consecuencia del ruido generado por la concentración, el día 10 por la tarde me puse en contacto con la Policía Local de Teruel, desde donde se me indicó que, al ser un acto autorizado, no podían actuar (desde aquí, mis disculpas hacia el agente que me atendió, porque en el momento de nerviosismo en el que me encontraba, no respondí de la manera más acertada). Sí bien es cierto, que más allá de los actos autorizados, el ruido generado por las motos en las proximidades del hospital fue continuo a lo largo del fin de semana.

Por estos motivos, también me puse en contacto con varios miembros de la corporación municipal del Ayuntamiento de Teruel, obteniendo respuesta del concejal de Ganar Teruel, quien posteriormente lo comentó en la comisión municipal. La contestación que se me ofreció desde esta comisión fue que realmente se trata de un problema, pero este es puntual a ese evento. ¿De verdad es tan difícil organizarlo de otro modo, evitando el paso por el hospital? El fallecimiento de un familiar, un infarto, una operación, etc. también son puntuales para cada uno de nosotros, pero por desgracia a cualquier persona le afecta en algún momento de su vida. Simplemente agradecería un poco de empatía para aquellos que lo sufren en ese momento, respetando estos espacios.

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