"Cierra los ojos". "Coge aire; despacio". "No llores". Me repito estos pensamientos mientras siento las lágrimas rodar por mis mejillas. No puedo más que intentar tranquilizarme cuando lo único que siento es no poder tenerte a mi lado.
¿Quién dijo que todo esto sería
fácil?
¿Cómo relajarme, si toda mi
tranquilidad residía en abrazarme a ti cuando me desvelaba por la noche?
¿Cómo ser feliz, si toda mi
felicidad partía del sabor de tus besos?
En definitiva, ¿Cómo seguir la vida,
si toda mi vida sólo tenía sentido contigo como eje?
Después de tantas noches luchando
por poder pasarlas a tu lado, ¿cómo es posible que ahora las tenga que estar
dejando marchar?
Aunque en realidad, creo que todas
ellas parten de la pregunta base a la que nunca quise prestar demasiada
atención: ¿por qué se me ocurrió quererte? Si en realidad siempre supe que no
podría tenerte.
Siempre he tenido claro que el
devenir de la vida es caprichoso, que en muchas ocasiones carece de sentido,
que la vida te da un revés cuando menos te lo esperas, pero una vez más, no ha
podido dejar de sorprenderme. Conocer el amor y tener que renunciar a él, ¿realmente
es posible? Pero no un amor cualquiera; no. Un amor de esos que aparecen de la
nada para convertirse en un TODO, ese al que querrías dedicarle la vida entera, ese que sencillamente le da sentido a tu existencia.
Y precisamente, si es el que le da
sentido a tu existencia, ¿qué sentido tiene la existencia sin ese amor? Podría
decir que siento mil puñales clavarse en mi corazón, pero ni aún así la
descripción sería una mínima aproximación a la realidad en la que me encuentro.
Los puñales llegan mucho más profundo, atraviesan el corazón para llegar hasta
el alma. Me deshace entera porque en realidad nada de eso me pertenecía ya. Todo
estaba en tus manos; todo era vulnerable de ser lastimado por el devenir de tu
existencia.
Por mucho que lo intento, no soy
capaz de comprender el sentido del universo. ¿Cómo es posible que esta vida te
pueda poner delante aquello que se convierte en lo más importante para ti y te
obligue a renunciar a ello?
Sólo me queda aferrarme a estas
palabras de Andrés Ixtepan, aunque tengo la certeza de que esto que siento no
puede ser otra cosa más que AMOR.
El tiempo nos dirá
Si lo nuestro era amor
O una simple confusión.
Si tuvimos algo valioso
Y lo dejamos ir.
El tiempo nos dirá
Si alejarnos
Fue una sabia decisión.
El tiempo nos dirá
Lo que hoy no queremos oír
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