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A ti, abuela

Son tantas las imágenes que se agolpan en mi mente que no sé por dónde empezar. Al mismo tiempo, es tan fuerte el dolor que inunda mi corazón que no existen palabras capaces de expresar esta combinación. Pero hay unas que hablan por sí solas, y esas son las lágrimas que brotan de mis ojos.

Una sola idea, que no me abandona en ningún momento, ronda por mi mente como en un segundo plano. Y esa idea es que no volveré a ver esos ojos verdes que no dejaron de sonreír, acompañados siempre por la sonrisa de tus labios, ni en los peores momentos. Y eso que en estos últimos años de esos hemos vivido muchos, pero siempre juntos. Y lo más importante, siempre unidos. Que aunque lo pueda parecer, no es lo mismo.

Pensar en ti me hace tener clara una idea. Tan dura es esta vida como injusta al mismo tiempo. Y es que nunca lo tuviste fácil, pero siempre fuiste una luchadora. Una gran luchadora y una gran mujer. Una mujer que ha tenido la tenacidad de hacer frente a cada obstáculo que se ha puesto en su camino. Esos obstáculos que no han sido pocos, y desde tan temprana edad. Pero no sólo luchaste por ti, sino que conseguiste siempre sacar a todos adelante, papel con el que se quedó tu hija mayor cuando esta enfermedad nos golpeó. Sí, porque nos golpeó a todos y nos cambió a todos la vida. Porque rompió el eje vertebrador de esta familia. Pero al mismo tiempo nos demostró a todos cuál es el valor de la familia.

Si echo la vista atrás, soy capaz de verte corriendo de un lado para otro, con una energía arrolladora, que ya querrían generar las centrales nucleares, pero era solamente tuya. Eras capaz de estar en veinte cosas a la vez, y hacerlas todas bien. A la par que una cocinera inigualable.

Pero de repente la vida te dio un giro de 180°. Un cambio tan brusco que creo que incluso a día de hoy ninguno hemos llegado a asimilar. Y mira que desde entonces han pasado años y momentos duros. Esos en los que todos nos repetíamos "Santa Fé, quién te ha visto y quién te ve". Porque pasaste de cuidar de todos a necesitar que todos cuidásemos de ti. Y en los que te has aferrado a la vida con una fuerza sobrenatural. Aunque si lo pienso bien, viniendo de ti, ¿de qué otro modo podría haber sido?

Si tú me ayudaste a dar mis primeros pasos también me veo todavía en esos primeros intentos de ayudarte a levantar. Aquellos en los que no tenía la fuerza suficiente como para poder moverte y me caía sobre ti, mientras el abuelo trataba de ayudar y tenía el efecto contrario. Porque aunque me pase la vida quejándome soy incapaz de imaginarme la vida sin vosotros. Y ya tengo que empezar a aprender a vivirla sin ti. 

No hay espacio suficiente en el universo para metaforizar lo que te quiero. 

Descansa en paz.
Porque esa paz ya solamente puede ser tuya.


Comentarios

  1. No hay nada como las abuelas me encantó el post :)

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario 😊. Cuando se escribe desde el corazón todo se escribe sólo.
      Un saludo

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  2. Por poner una pega al blog estaría bien poner más sobre ti siempre se empatiza más cuando se sabe de quien lees el relato tipo tus estudios edad ciudad hobbys etc

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